viernes, 6 de marzo de 2015

Mi historia de amor con mi jefe



A los 22 años tuve mi primera experiencia laboral, fue como pasante universitaria en una importante empresa del país. Él era mi jefe, 38 años, atractivo, muy correcto e intelectual. Lo respetaba muchísimo, tanto que me intimidaba llegar a su oficina y comentarle algo de mi trabajo, siempre lo veía ocupado.

Todo empezó con mensajes esporádicos a mi whatsapp: “Qué buena foto”, “Te ves muy bien”, “Cada vez me gustan más tus fotos”. Mensajes que me producían una pena profunda, respondía simplemente con un: “Gracias”. Un domingo por la tarde, me escribió al wp y me preguntó por mis cosas, que qué me gustaba hacer, que si salía mucho a la playa (le encantaban mis fotos en vestido de baño), entre otras cosas. La conversación fue tan amena que rápidamente surgió la química y yo no me lo creía, ¡estaba hablando con mi jefe! Finalmente la conversación terminó con una propuesta de ver una películas juntos en la casa de él, por cuestión de la semana de vacaciones de semana santa, su esposa e hijos se encontraban de viaje y él habría quedado solo. Yo acepté, pero en el fondo me moría de la pena, no podía creer que eso estuviera pasando y menos con él.

Él me recogió en mi casa en su camioneta, llegamos a su casa y mientras preparaba crispetas y me servía algo de vino, me hizo sentir tranquila. “Toma estos chocolates” me dijo, “gracias por venir”, agregó. Empezó la película, era de terror, estábamos acostados uno al lado del otro y cubiertos con una cobija. Empezó a hablar conmigo, me dijo que todas mis fotos de wp las tenía guardadas, que le parecía una niña muy hermosa, en pocas palabras, comenzó a decir todo lo que le gustaba de mí. Yo hacía muy bien trabajo, era muy responsable y dedicada, y todas esas cosas las resaltó también, cosas que pensé que no habría visto, porque como dije antes era un hombre sumamente ocupado. Me dijo finalmente que desde que llegué se había fijado en mí y todo lo que hacía, pero nunca se había acercado por respeto a su condición. Era un hombre casado. Luego de esa declaración, me besó y yo con el corazón a mil le respondí el beso. Esa noche vez hicimos el amor por primera vez.

Al día siguiente en la oficina, yo tenía una cara de felicidad, aunque sabía que lo había hecho era muy arriesgado, no podía dejar de pensar en eso. Yo estaba encantada con él, sus atenciones, su intelecto y madurez, su sonrisa, sus canas, todo me atraía. Él llegó a mi oficina y me saludó muy cariñosamente, me confesó que le encantó y que quería estar conmigo de nuevo, para lo cual yo acepté.

Los días pasaron y cada vez que podíamos coqueteábamos con miradas, sonrisas, picadas de ojos, besitos. De vez en cuando, cuando iba a su oficina a reportarle algo de mi trabajo, me ponía nerviosa pero aun así con todo el profesionalismo del mundo le decía las cosas, pero luego él con su sonrisa pícara no dejaba de mirarme. Estaba encantado conmigo, así como yo con él. Cada que podíamos hablábamos de nuestros encuentros sexuales, pero también hablábamos de nuestras vidas personales y familiares. Él era un padre ejemplar, su pequeña hija Sofía era su adoración y yo la veía tan bella e inocente, físicamente muy parecida a él, la niña era un ángel. Nunca hablamos del por qué estaba engañando a su esposa, creo que era un tema que personalmente no quería tocar, sabíamos lo que estábamos haciendo y lo cual moralmente hablando, no es del todo correcto, pero el fuego, la química y la empatía que había entre él y yo era mayor que todo eso.

Pasaron dos meses y medio, nuestros encuentros sexuales eran muy arriesgados, ya tarde por la noche cerca de las 7 en mi oficina o en la oficina de él. Aquello era una locura. Ha sido el mejor sexo que he tenido. Sin embargo, mi período de pasantía terminó luego de estos dos increíbles meses, tengo que regresar a mi casa y eso significa que no lo veré más. Actualmente, seguimos hablando por whatsapp, ya no tan frecuente como antes, pero aún con el deseo de volver a encontrarnos de nuevo y ver qué pasa. Está claro que hay un sentimiento por parte de los dos, pero también está claro que no podemos estar juntos y que cada quien debe vivir su vida, él con su hogar ya formado y yo, empezar mi proyecto de vida, seguir trabajando, estudiar y formar mi propia familia.

Finalmente y para concluir mi jefe es como dice la canción: “Eres casi el hombre perfecto, el que busqué por tanto tiempo, el que me hace vibrar la piel y el esqueleto; tu serías el hombre perfecto, sino fuera que tienes un defecto, que no eres… soltero”.
                                                                              

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