viernes, 6 de marzo de 2015
No sé si perdonar o irme
Tengo 40 años de edad y mi esposa 33, llevamos casados 11 años y tenemos dos hermosos hijos: un niño de 11 años y una linda niña de 10. La vida como pareja ha transcurrido en todo este tiempo de un modo normal, diría yo que muy positivamente, claro no faltan los problemas eventuales y esporádicos de cualquier pareja normal y que por lo general se generan por pequeños detalles o por simple bobadas, pero que al final no se demoran más de un rato, uno o dos días para solucionarse y volver a estar contentos nuevamente y, en fin, diría que somos una pareja normal con un aceptable grado de felicidad.
En los últimos 20 días he notado a mi esposa muy rara, como triste y aburrida, para lo cual yo recurrí a estrategias especiales de buen trato para con ella e intensifiqué un poco más mi cariño, afecto y atención para con ella, para hacerla sentir bien y que viviéramos como la pareja que siempre hemos sido. No tuvo mayor efecto, continuó distraída y hasta diferente conmigo que incluso era distante y desentendida en nuestra cama. Comencé a sospechar cosas que nunca había imaginado y que me hacían muy triste e intensifiqué el seguimiento y estaba pendiente de cualquier detalle para hacerle su análisis.
Hace dos días atrás, cuando ella salió para el gimnasio a las 5:30 de la mañana como era costumbre ya, luego que se fue, me levanté y tomé un café, vi en la mesa del comedor su celular, lo que ella nunca lo dejaba, pero este día se le quedó y desbloqueado además. Como me encontraba en proceso de investigación y buscar cualquier cosa que me diera información, agarré su celular y estuve tres horas hasta que ella llegó, analizando sus contactos, sus mensajes, pero sobre todo los textos que tenía en el Whatsapp, en el Facebook y en el Messenger y nunca imaginé lo que allí encontré.
Al parecer ella no sabía que todos estos textos se podían borrar y para sorpresa mía e infortunio de nuestra relación, encontré un historial de ella con sus contactos desde la fecha hasta tres años atrás.
La primera conversación o diálogo que abrí fue una conversación por Whatsapp con una de sus amigas del gimnasio en la que le preguntaba que qué era lo que pasaba con Gabriel su novio, mi esposa le respondía que al parecer sucedía que la iglesia en la que él se congrega le prohíben esta clase de relaciones y que por eso era que su amante le había terminado.
Continúa la conversación explicando mi esposa a su amiga que ella había ya hablado con él por el Whatsapp hacía ya tres días, explicándole mi esposa a él que ella no era feliz en su matrimonio y que estaba cansada de su esposo y que no le importaba nada de lo que con él pasara de ahí en adelante, continúa la conversación con su amiga y le cuenta que este joven la entendió y por lo tanto volvieron con su relación habitual, es decir, hubo una reconciliación entre ellos. Cabe decir que a esta fecha ya llevaban dos años saliendo juntos y la relación entre mi esposa y yo era tan similar como cuando estábamos en nuestros primeros meses de casados, razón por la cual nunca de mi parte llegué yo a sospechar tal situación.
Continuando con la búsqueda de datos, luego encontré una comunicación corta fechada del día anterior, en la cual ella le escribe al Whatsapp y le saluda en estos términos:
Hola BB, él contesta: como amaneciste Princesa, ella le responde: bien amor y termina la conversación. Vaya sorpresa la mía al conocer esta información. Cuando fue allí donde concluí que su cambio conmigo en los últimos 20 días se generaba por los inconvenientes afectivos con su amante de dos años, es decir, que el éxito de mi vida matrimonial dependía de la buena relación entre mi esposa y su amante.
Cuando regresa del gimnasio, yo me mostré preocupado y triste y le dije:
Hoy mismo le pondré venta a dos de nuestras propiedades, para cancelar todas las deudas que tenemos. Ella se sorprendió, pero dijo que hiciera lo que yo quisiera, finalmente nunca me ponía problema por nada en cuestiones de negocio y en la administración de nuestro patrimonio y confiaba plenamente en mí en este aspecto. Cuando estábamos desayunando, no pude sostenerme y le comenté lo descubierto y le mostré textualmente, se asustó mucho y finalmente dijo: piense lo que usted quiera y yo le reclamaba del porqué de su comportamiento y por qué nos hacía esto a mí y a nuestros hijos y del porqué nunca mencionaste algo al respecto si nuestra comunicación era tan buena y que nuestra vida de pareja y de familia aunque no era perfecta si vivíamos felices, ella callada y asustada. Al rato me dijo que si era que desconfiaba de mí mire te entrego mi celular para que siga buscando a ver si es que encuentra algo más, que ella no tenía nada que ocultar y que lo que en aquel texto que le mostré decía no era verdad y que bien pudiera seguir buscando. Al parecer no sabía que todo lo que ella escribía y recibía por aquel aparato, si uno no lo borra, esta información queda grabada indefinidamente.
Cogí el celular y me dirigí a la universidad donde yo estudio, con el propósito de dedicarme todo el tiempo que fuera necesario para la búsqueda y análisis de la información de este aparato, por lo cual también me llevé su cargador. Efectivamente me dediqué a esta labor y sin afanes y para sorpresa mía, el hecho de tener un amante durante dos años, era el acontecimiento tal vez menos relevante en comparación a lo que descubrí posteriormente.
En su Messenger encontré un texto que iniciaba con fecha de mayo de 2012, consecutivo con días semanas y meses y fechas exactas de enlaces permanentes hasta la fecha actual con una duración de casi tres años y cada que se conectaban aparece con sus fechas y el contenido de lo que se transmitía la una a la otra. Pues bien se trataba de una mujer que se empezaron a comunicar por la ciber red, chateando y así se conocieron, virtualmente, se volvieron tan amigas y confidentes que se contaban todas las intimidades la una con la otra y fue de esta manera como yo pude conocer desde cuando se estaba viendo y saliendo con su novio Gabriel e incluso en fecha exacta en que tuvieron su primera relación sexual y todas las cosas que ellos hacían, se evidencia cómo algunas conversaciones terminaban diciendo: Te dejo porque llegó mi esposo, más tarde nos conectamos o tal vez mañana y así en ese ritmo han durado más de dos años y al parecer ni siquiera se conocen en persona. En todos los textos solo hablan de intimidades sexuales la una con la otra y nunca hablan de temas como los hijos, la sociedad, religión, etcétera.
Hablando con su ciber amiga Claudia, porque es así como se llama, le comenta mi esposa que ha conocido a un moreno en el gimnasio y que a pesar que no le gustan los morenos, está buenísimo, que él la mira cuando van a hacer ejercicios y que incluso mi esposa le mandó saludos y posteriormente éste consigue el número de su celular y la llama, comenzando así otra nueva relación paralela a las demás. Le cuenta a su ciber amiga la forma como besa y el día de su primer salida a un motel etcétera, etcétera, etcétera, sin embargo, esta relación como que no duró mucho porque a partir de un tiempo no lo volvieron a mencionar. En fin, hablan de cosas íntimas pero solo de aquellas que son ajenas a la intimidad que yo tengo con mi esposa, porque a mí con relación a estos temas no se me menciona para nada.
Encontré otro contacto en Facebook en la que mi esposa se conoce virtualmente con un chico que es de otro departamento de Colombia. Conversan unos seis meses, se enamoran el uno al otro con frases y palabras bonitas, hasta que finalmente acuerdan en encontrarse para hacer realidad todas aquellas fantasías de las que por redes sociales en forma íntima se hablan, se reúnen en el lugar por ellos planeado y en el día y la hora definido, pero como ya lo he dicho, esto sucede después de varios meses de comunicarse.
Encontré otro contacto en Messenger en la que conoce a una joven, también en forma virtual y a la que también se cuentan historias de su vida mutuamente, pero de esta al parecer como que se enamoran, porque mi esposa para eso de conquistar es como muy experta. Crea mi señora otro correo de Facebook en el que solo se mete a una página que es solo para mujeres y es allí donde conoce a esta chica. Le dice a su amiga que si mi esposa era bonita para ella, ella le contesta que sí, que de acuerdo con las fotos que se han mandado y los vídeos en directo que ha apreciado, sí le parecía bonita. Le pregunta su amiga que si era que a mi esposa le gustaban las mujeres, ella le responde que depende, su amiga le pregunta que si ha tenido alguna relación íntima con alguna, a lo cual le confiesa mi esposa que sí, que solo una vez con una amiga suya, días después entran en una discusión de quién iría a visitar a quién, para lo cual su amiga accede a venir donde mi esposa argumentando esta última que le era imposible viajar por los niños y su esposo, porque eso sí tenía mi señora, que nunca negaba que fuera casada y que tenía dos hijos y bueno, se comunican con frecuencia, hasta que al final quedan de encontrarse en la terminal del trasporte y que desde allí se irían para el hotel y pues pasó lo que pasó entre ellas y la joven se regresa para su ciudad nuevamente.
Puedo dar fe que en lo que alcancé a encontrar y analizar en las conversaciones que hacía en su celular en las diferentes redes sociales con sus contactos y grupos de amistades, se relacionó en los casi tres últimos años con por lo menos ocho hombres, incluyendo la relación estable que tenía con su amigo Gabriel y entre los que conocía en el gimnasio, los que conocía en el almacén donde ella trabaja y los que conocía en el ciber espacio y que luego acordaban encontrarse, además de las dos amigas con las que intimó sexualmente.
Después de todo un día y parte de la noche enterándome de estas cosas, para lo cual para mí fue demasiado duro, la confronté y ella solo se quedaba callada y cuando yo le mencionaba algún paso a seguir, solo respondía: haga lo que usted quiera. Le seguía recriminando por qué hizo esto, por qué no pensaba en nuestros hijos al menos, si era que no se sentía bien conmigo, le decía por qué no me lo dijo antes, para ver de qué modo le podía yo ayudar y salir adelante, le preguntaba qué le faltaba en nuestra relación y solo se quedaba callada y en algunos momentos trataba de justificarse y de negarlo, pero ante tan fuerte evidencia finalmente se quedaba sin palabras. Esa noche dormí en el cuarto de uno de los niños, pero no pude conciliar el sueño en toda la noche y tampoco ella, porque yo sentía que solo daba vueltas en su cama y a cada momento se levantaba al baño y la cocina, pero nunca la sentí llorar esa noche.
Al día siguiente reuní a mis dos niños y les expliqué lo que estaba sucediendo pero de una forma muy sutil, pero que entendieran la magnitud de la situación y que entendieran por qué pensaba separarme de su mamá, inmediatamente rompieron en llanto los dos, hasta hacerme llorar a mí también, mientras esto sucedía su madre se encontraba trabajando en el almacén de calzado, ellos decían que no querían estar lejos ni de su mamá ni de su papá, pues a los dos los querían demasiado, porque todo hay que decirlo, mi esposa es una excelente mamá, en el amplio sentido de la palabra.
Frente a esta situación yo traté de averiguar con dos de sus mejores amigas, para saber si ellas se encontraban enteradas de la doble vida que llevaba mi esposa, a lo cual ninguna de las dos sabían nada y se quedaban sorprendidas después de yo relatarles la historia y lo que nos estaba sucediendo, al menos lo más relevante, porque para ellas y mucha gente más al igual que para mi familia nosotros éramos una pareja ejemplar y unos padres de lujo, pero ya ven no todo lo que brilla es oro.
Al segundo día después, mi esposa al verme triste y los hijos sollozando gran parte del día, ella también rompía en llanto, como si le estuvieran arrancando lo que más duele y causa dolor, me di cuenta porque los niños me lo decían, a la vez que me insistían que no me fuera de la casa. Cuando ya es algo tarde de la noche, yo llego a mi hogar y mi esposa me esperaba en su habitación esperando sentir abrir la puerta, llego y ofrece prepararme la cena como de costumbre, yo le dije que no deseaba nada porque ya había cenado donde mi mamá, al mismo tiempo que le hice saber que mi madre ya estaba entrada de toda la historia y que se la había narrado a ella solamente porque necesitaba que lo supiera para que después no se formulara interrogantes del porque yo me encontraba lejos de ti y de mis hijos y además era la persona en la que yo más podía confiarle esta situación.
Cuando los niños se encontraban dormidos mi esposa me pide que nos sentemos y que conversáramos la situación, ya habían pasado dos días y al parecer ella estaba asimilando el daño causado y la equivocación que estaba viviendo y estaba percibiendo el descubrimiento por parte de su esposo de la doble vida que llevaba y que tal vez pensó que jamás se sabría. Desde luego que accedí y lo primero que me dice es que la perdonara y que todo lo que decía su celular era cierto y que ella se comenzó a comportar así fue por la influencia de una amiga que conoció en el gimnasio hacía unos tres años atrás, la cual era de una personalidad muy libertina, pero lo hizo con un llanto triste y algo fuerte e insistía que la perdonara, que no se quería ver separada ni de su esposo ni de sus hijos y que le podía pedir lo que fuera que desde que estuviera a su alcance ella lo hacía pero que no la dejara, decía además que sí sentía algo especial por su amante, pero que en comparación con lo que estaba perdiendo en estos momentos, eso no valía nada y que para ella lo más importante era su esposo y sus dos hijos y no paraba de llorar, lo pedía de rodillas, me trataba de abrazar, de acariciarme envuelta en llanto e insistiendo le perdone.
Yo le sugerí, primero pídele perdón a tus hijos porque no sabes el daño que le estás haciendo, pídeles perdón a aquellas personas con las que en forma dañosa te has relacionado y perdónate a ti misma y sigue adelante porque tus hijos necesitan de ti y usted necesita seguir siendo la madre que siempre has sido y de mi parte, aunque con un fuerte dolor, también te perdono, pero que eso no signifique que tú y yo sigamos siendo el marido y mujer que hasta hace unos pocos días éramos, yo me tengo que ir de esta casa, no lo he hecho aún por el amarre afectivo y de cariño que tengo con mis hijos y de lo mucho que les he amado, pero yo sé que más temprano que tarde tendré que partir y estar pendiente de ellos pero desde la distancia y solo en algunas ocasiones los podré disfrutar directamente porque me hará daño venir muy seguido, pero ellos siempre serán mis hijos viviendo juntos o separados, siendo tu esposo o no siendo nada de ti.
Han pasado ya cuatro días después que descubrí todo y aún sigo durmiendo en la alcoba de la niña, escucho sollozar a todo momento a mi esposa, pero disfruto estar pendiente de mis dos hijos sobre todo en esta situación tan difícil por la que están pasando y son principalmente ellos quienes insistentemente me dicen que me quede y que no me vaya del hogar, mi esposa cada vez que tiene oportunidad también me lo dice y con permanentes comportamientos de arrepentimiento. He contemplado la posibilidad de vivir con ellos bajo el mismo techo pero en habitación separada, la de perdonarle definitivamente a mi esposa o definitivamente marcharme.
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